¿Qué es el amor?

— ¿Qué es el amor? ¿Existe realmente?

—Ay nena, ¿qué pregunta es esa?

—Ya sé que es un sentimiento. Pero me parece tan…no sé…frágil.

—Depende de qué amor hablás. El amor hacia la familia, los amigos, amor de pareja…

—Bueno, en realidad, por los ejemplos que he visto, todos son frágiles en algún momento. Por ejemplo: hijos que odian a sus padres, padres que desatienden a sus hijos, amigos que mostraron no ser tales, y de pareja…mejor ni hablo.

—Me parece que estás mezclando los tantos. El amor existe, pero no siempre ni en todas las personas. Lo que pasa es que vos estás sensible.

—Puede ser, pero cada vez es más difícil encontrar a quien amar y que te corresponda. En estos tiempos de tanta intolerancia. Antes las parejas se sostenían más. Se amaban más.

—Ojo, eso no es tan así. Antes se “soportaba” más, y lo que se sostenía no siempre era el amor, sino la mentira. La apariencia. El típico retrato de la familia feliz. Pero en la intimidad sucedía otra cosa. En cambio ahora, no estás con alguien por soportarlo. Nosotras, las más vulnerables, antes no teníamos tantas posibilidades de vivir en libertad.

—Sí, claro. Pero no era tan difícil conocer a alguien.

—¡Todo lo contrario! Ahora es más fácil conocer o contactar gente. Por un lado podés salir, de tu casa y de tu cascarón. Por el otro, están las redes sociales. Uno ahí encuentra gente, que más allá de la virtualidad del contacto, son de carne y hueso y también pueden salir al mundo exterior.

—Vos hablás de encuentros, bárbaro, pero no te llevan al amor.

—¿Por qué no? Sos muy negativa. Podes enamorarte. O que se enamoren de vos.

—Ahí está el dilema, la gente ya no se enamora. Porque tiene miedo a salir lastimada.

—Bueno, evaluá qué es preferible. No amar por miedo a no ser amada. Y seguir sola. O animarte a amar y correr el riesgo de ser lastimada. ¿Qué te duele más? ¿La soledad o el desamor? Al menos si sentiste amor te queda el recuerdo.

—¡Qué dilema! No sé, tengo miedo. Ahora estoy tranquila.

—Mmm, ¿segura? ¿Y por qué te surgió esta inquietud entonces?

—No sé, será que estoy aburrida de tanta tranquilidad.

—Estás un poquito loca.

—¡Por supuesto! Ja ja. ¿está mal?

—¿Qué cosa?¿Estar loca?

—Nooo, ja ja. Querer enamorarse.

—Para nada. Pero tenés que estar dispuesta a aceptar las consecuencias. De eso se trata la vida, de vivirla, no simplemente existir. Decidite, o te animas a disfrutar de la vida, a pesar de sus riesgos, o seguís encerrada en tu monótono cascarón de seguridad.

—Bueno, me arriesgo. Pero…¿vas a estar ahí si las cosas salen mal?

—Siempre.